El pasado viernes 13 de junio, la comunidad usuaria del Hospital de Día Alsino se trasladó hacia el Instituto Psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak para asistir a la exposición “Entre angelitos y personajes: El trazo como ofrenda”, del artista nacional, Óscar Morales Martínez, quien a través de esta actividad está exhibiendo su arte, por primera vez, en esta institución que lo ha acompañado en su proceso de sanación por décadas.
Esto, en el marco de la socialización cultural que el Hospital de Día Alsino realiza periódicamente, como un recordatorio de que el arte también es salud y bienestar, que puede ser un refugio terapéutico, un acto de memoria personal y colectiva además de una experiencia comunitaria.
La muestra, abierta al público general y de carácter gratuito, fue posible gracias a un trabajo colaborativo entre el Instituto Psiquiátrico y la Fundación Setba Chile, dedicada esta última a generar espacios de inclusión social para personas con discapacidad a través del arte y la cultura.
La exposición, que consta de unas 40 obras del artista, se mantendrá abierta hasta el 28 de junio en “La Cafeta” del Instituto Psiquiátrico, ubicado en Avda. La Paz, 841, Recoleta, en horario de 8:00 a 17:00 horas, de lunes a jueves y los días viernes hasta las 16:00 horas.
AFIANZAR COMUNIDAD DESDE EL ARTE
La idea de que la comunidad de Alsino visitara esta exposición surgió de uno de los egresados de este recinto y actual estudiante de Pedagogía en Educación Artística en la Universidad Católica Silva Henríquez, Nicolás Paredes, quien asistió personalmente a nuestro centro para extendernos la invitación a esta actividad donde él mismo hace de mediador ante las visitas.
Nicolás se encuentra realizando una práctica intermedia en la Fundación Setba, que lo ha llevado a participar en la mayoría de los procesos que involucran a esta exposición: desde conocer al artista, ir a su hogar a catalogar y escoger junto a él las obras que componen la muestra, hasta diseñar la museografía y los afiches de la exposición, además de ser el mediador.
Según sus palabras, realizando su práctica en este contexto “surgió en mi algo que siempre ha estado pero que nunca demuestro: el profundo agradecimiento que tengo hacia Alsino y hacia mis padres. Es por esto que quise mostrarles que he logrado seguir con mi vida y encaminarla hacia un mejor pasar, y mostrar también a los actuales usuarios que se puede dar vuelta la página y comenzar a escribir una nueva historia, alejada de todo el sufrimiento que uno padece y que hace padecer a los seres cercanos”, enfatizó Nicolás.
Por su parte, uno de los asistentes a esta muestra y parte de la comunidad actual de Alsino, Adnan Matamala, señaló: “Cuando estuve interno (en el Instituto Horwitz) estaba haciendo un trabajo terapéutico que no fue muy agradable, pero ahora verlo en una circunstancia distinta como una exposición de arte fue gratificante. Pude resignificar el espacio. Me causa curiosidad lo sanador que puede ser pasar de nuevo por un lugar que en algún momento fue incómodo y ahora poder verlo como un lugar de transformación”, concluyó.